domingo, 26 de agosto de 2007

Salmo 23

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Por prados de fresca hierba me apacienta.
Hacia las aguas de reposo me conduce,
y conforta mi alma;
me guía por senderos de justicia,
en gracia de su nombre.

Aunque pase por valle tenebroso,
ningún mal temeré, porque tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Tú preparas ante mí una mesa
frente a mis adversarios;
unges con óleo mi cabeza,
rebosante está mi copa.

Sí, dicha y gracia me acompañarán
todos los días de mi vida;
mi morada será la casa del Señor
a lo largo de los días.

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